La Numerología Transgeneracional es, desde nuestra perspectiva, una útil herramienta de autoconocimiento, capaz de aportar elementos para la reflexión personal, sobre aspectos que, a menudo el inconsciente reprime y no permite su abordaje. Con sus simbolismos, que tan bien comunican con la naturaleza de nuestro inconsciente, nos invita a revisar aspectos de nuestra personalidad, de nuestro ser, de cómo abordamos nuestras relaciones personales y cómo forjamos el sentido que le damos a la vida y a nuestra existencia. Pero además, partimos de la evidencia de que no somos individuos aislados en un universo inmenso, sino más bien al contrario: somos el resultado de toda una gran historia anterior a nosotros, que se inició en el principio de los tiempos y se va concretando en las influencias más cercanas y directas de nuestros antepasados más inmediatos. Recibimos desde nuestra concepción, una herencia no sólo genética y biológica, sino también emocional, de costumbres, visiones de la vida, aficiones, concepciones sobre el amor y las relaciones, sobre nuestro papel en el mundo... que en gran medida se manifiestan e influyen en que seamos la persona que somos.
Se realizan los cálculos a partir del nombre y apellidos de los padres y abuelos, y se interpreta la herencia vital que, a su través, nos ha legado el clan familiar. Nuestros nombres y apellidos nos acompañaran toda la vida, influyendo en nuestras pensamientos, tendencias y acciones. Conocer que programó en nosotros la familia nos dá pistas para bucear en la historia de nuestro clan, comprender porqué, a veces, actuamos como lo hacemos y decidir, con consciencia, si seguir o no seguir dichos programas. Porque el primer paso para conseguir la liberación es conocer y comprender el porqué de estos programas familiares que, no debemos olvidarlo, siempre tuvieron una finalidad salvadora, una solución de supervivencia, sobre todo de la familia, pero tambien de sus miembros individuales. Pero esa solución que, en su momento funcionó, es probable que condicione nuestra vida en un entorno que, seguramente, ya no tiene nada que ver con lo que aconteció a nuestros antepasados. Y es en este punto en el que, conociendo y honrando la memoria de dichos antepasados, nos despojamos de sus cargas y asumimos la responsabilidad de vivir nuestra propia vida hasta el final.